Palmagallarda ii: La vapora: 147 (Los Cuatro Vientos)
Aquellos que hace diez o quince años se apresuraron a leer cuatro libros de la Guerra Civil para improvisar los suyos, y que se apuntaron a la "autoficción" hace cinco temporadas, son las mismas personas que ahora han descubierto de repente que hay que escribir doscientos -y novelas de ochenta páginas para explicarnos que hay que tratar bien a las mujeres, algo que parecen haber aprendido ahora, y necesitan informarnos de una manera muy seria, para educarnos urgentemente al respecto. Conviene sospechar de tales escritores, cuyas preocupaciones de cada época coinciden en milímetros con temas de moda o tendencias editoriales y, por tanto, se ve la existencia (supervivencia, digamos) de otros cuya obra se construye al margen de todos. apreciado. conveniencia calculada o cualquier estrategia de imagen. Ya sea temáticamente o de perspectiva o, sobre todo, de estilo, Ignacio Romero de Solís (Sevilla, 1937) está bastante desorientado del presente, totalmente al suyo, y esto se aprecia por definición. Será lo que sea, pero es indudablemente auténtica literatura de denominación de origen.
Es obvio que Romero de Solís está satisfecho con la expansión: es su apuesta narrativa y la disfruta, narrando en detalle, insistiendo en las minucias, aportando cierta información que no sé que es superflua pero por supuesto completamente innecesaria para él. , Sostengo, y en el que, sin embargo, al final parece residir una buena parte no sólo del volumen del libro, sino de su espíritu. Ningún fenómeno literario es arbitrario o accidental, es imposible que algo no sea significativo (aunque puede serlo, independientemente de la voluntad del autor).
Estas seiscientas páginas, sumadas a las seiscientas ochenta de la primera parte, ofrecen por tanto más de lo mismo, pero la cosa no es tanto un bucle como una espiral: da muchas vueltas, sí, pero hacia arriba, mejorando. y mejor, por otro lado, obviamente está avanzando en el tiempo. Si en 2016 leímos todo lo que sucedió en el Solar de Recuerda en los primeros siete meses de 1936, y terminó con el asesinato de uno de sus personajes principales (y la desaparición de otro), aquí estamos totalmente inmersos en la guerra de Sevilla. , a pesar de sus consecuencias y sufrimiento nos golpeó de forma tan ahogada como la propia familia protagonista, tan sumamente privilegiada (y, en consecuencia, tan ajena a algunas cosas ...), que lograron mudarse a Inglaterra y continuar con su vida andante. allí, conversaciones, infusiones y canapés. Incluso algunos de sus sirvientes en España (pero que han prosperado notablemente después de unirse a la Falange) se detienen a debatir si les gusta más el ciervo o el filete de ciervo mientras los disparos todavía están volando allí.
Palmagallarda es una novela deliberadamente vertical, en el sentido de "mimado": mira la vida de la clase alta de la época, pero también explora la rutina de la miseria de sirvientes, cocheros, prostitutas ..., y en este caso, más allá de eso, en un contexto bélico.
- ➤La vapora es la segunda de las tres novelas que conforman una ambición literaria titulada Palmagallarda. Ambientada en los coletazos de la guerra civil española y, sobre todo, en la crudelísima posguerra –años en que los del bando sublevado y ganador se condujeron a sus anchas sin paz, sin piedad ni perdón– La vapora prolonga la reconstrucción de un mundo nobiliar y linajudo ya en ruinas y en trances de desaparecer a mediados de 1936. Asistimos en estas páginas al ocaso de la aristocracia rural andaluza de la mano, nuevamente, de la familia Monsalves de Tous, un paradigma o arquetipo de una clase social devorada por ascendientes oligarquías ambiciosas y corruptas nacidas al amparo del nuevo régimen. La guerra civil vino, pues, no a apuntalar un mundo aristocrático aparentemente amenazado por los movimientos revolucionarios de la época, sino, paradójicamente, a precipitar su extinción. La vapora aporta otra luz y otras claves interpretativas al desentrañamiento de nuestra asendereada historia reciente. La enorme presencia de la campiña andaluza, los apuntes y juicios gastronómicos, así como una sexualidad lírica y, a veces, brutal, son otros tantos aspectos de esta brillante novela. «No es la aristocracia la que ha desaparecido, sino la nobleza». Estas palabras del propio Ignacio Romero de Solís expresan en resumen el asunto de la trilogía Palmagallarda. Ignacio Romero de Solís (Sevilla, 1937). Periodista, escritor, traductor y crítico gastronómico. Desde joven tomó posiciones contrarias al régimen franquista, circunstancia que en 1961 le acarreó la detención y la apertura de un Consejo de Guerra, acusado de atentar contra la seguridad del Estado. A resultas de aquello pasó un año en la cárcel de Carabanchel. En 1963 se exilió en París, donde estudió Economía en La Sorbona. En 1966 volvió a España para trabajar como redactor-jefe en España Económica. Tras el cierre gubernamental de dicha publicación, en 1973, formó parte del grupo fundacional de Cambio 16. Durante estos años tradujo a los filósofos estructuralistas franceses, y ya desde el periodismo trabajó por una «transición» democrática de España. Entre 1974 y 1976 fundó y dirigió La Ilustración Regional, revista encaminada a crear un estado de opinión favorable a la democratización del país y a la descentralización del Estado. En 1980 fue nombrado director de RTVE en Andalucía y diez años más tarde de Antena-3 TV en Sevilla. Durante la década de los ochenta mantuvo una columna en el diario ABC y otros diarios nacionales. Como crítico gastronómico firma como «Ventura Comino» en ABC, así como en revistas especializadas.
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